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sábado, 13 de mayo de 2023

Brujas literarias

Brujas literarias


El libro Brujas literarias. Una celebración de escritoras mágicas, de Taisia Kitaiskaia, ha sido para mí la sorpresa literaria de este año tan duro y extraño, donde he descubierto a varias autoras que no conocía, y he profundizado en el conocimiento de otras. Publicado en 2017 e ilustrado por Katy Horan, el libro me parece un océano lleno de sirenas que nadan sobre las espigadas olas del bello y profundo subconsciente femenino.


Esta especial guía menciona a 30 brujas literarias, entre ellas Gertrude Stein, Sylvia Plath o Angela Carter. Todas ellas tienen una especial capacidad para trascender a la realidad que nos rodea, el talento de crear una nueva visión que en muchas ocasiones nos perturba profundamente a los lectores. Ellas te llevan por un nuevo camino de sentidos y sentimientos, y piensas a veces que te gustaría tener esa intuición afilada como un cuchillo, para poder desbrozar lo intangible, de un modo aparentemente tan fácil como lo hacen ellas.

Como la poeta rusa Anna Akhmatova que, bajo la hambruna de Stalin, estaba en una cola para pedir comida: leche, pan, patatas. Cuando llegó su turno de recoger la comida, la oficial le dio además un huevo dorado y le dijo: “Tú debes contar nuestra historia”. Anna pudo escuchar el corazón salvaje de su nación latiendo dentro del huevo, y asumió como propio el deseo de la oficial.

Para Kitaiskaia, “una bruja es una mujer que existe por y para sí misma. Esposa, hermana, madre, virgen, prostituta, todos estos arquetipos están basados en las relaciones que se tienen con los demás. La Bruja, sin embargo, es una mujer que permanece enteramente por sí misma. Ella es una outsider, una mujer que observa las normas sociales desde un privilegiado “afuera”, es un agente de cambio y su regalo es la transformación.”



Tres destacadas brujas literarias fueron las hermanas Brontë. Emily, la autora de Cumbres borrascosas, escribió sobre el romance cruel y apasionado. Charlotte creó Jane Eyre, y nos descubrió a una protagonista inteligente, sensible, capaz de amar con todas sus fuerzas. Anne, la pequeña de las tres hermanas, escribió Agnes Gray, basada en su experiencia como institutriz. Las tres trascendieron a los páramos que las rodeaban, a una vida aislada en la casa familiar. Las tres fueron institutrices, que en aquellos tiempos era una profesión dura, permaneciendo siempre en un segundo plano de la vida familiar de los empleadores. Charlotte decía de este trabajo: “No tienes existencia, no eres considerada como un ser vivo y racional”. En el cuadro La institutriz, de Richard Redgrave, (1844), se ilustra muy bien la situación de estas trabajadoras del siglo XIX. La institutriz aparece a la izquierda del cuadro, sentada en la oscuridad, mientras sus alumnas, las niñas de la casa, permanecen en la luz.


La poeta Alejandra Pizarnick sólo vivió 36 años. En su lucha contra la depresión, murió por sobredosis en 1972. Sus padres eran judíos rusos y ella nació en Argentina. Se educó en ambas culturas, pero escribía sus poemas inspirados por el surrealismo en español. La poeta atraviesa un papel que tiene en la mano y llega a un palacio. En el recibidor, una mujer toca un arpa de papel y se dirige a ella: “Si no te vas ahora, tú también te convertirás en una muñeca de papel”, así que Alejandra escapa a través de una puerta de papel que la trae de vuelta a casa. Pizarnick escribió sobre la locura y la muerte, el silencio o la ausencia. Escribió: La canción de ausencia de las lilas suena a través de tus propias costillas. Atenta a los sonidos y a las sensaciones, la escritora ha alcanzado fama internacional y en la actualidad es leída por lectores de todo el mundo.


Otra escritora de las mencionadas en Literary Witches es Emily Dickinson, considerada hoy en día como una de las grandes poetas de la lengua inglesa. Dickinson vivió toda su vida en Amherst, Massachusetts. A partir de los 20 años, prefirió cultivar una vida más íntima, rechazando la religión convencional y la extenuante vida social de su acomodada familia. Mantenía una intensa relación epistolar con los amigos, a la vez que cultivaba el jardín de la mansión familiar, y creó una poesía original sobre temas universales: Dios, la muerte, el dolor, el amor. Cuando falleció, en 1886, sus familiares se sorprendieron al encontrar su obra poética: casi 1800 poemas cuidadosamente guardados en un cajón. La familia consiguió publicar sus poemas cuatro años más tarde, y éstos recibieron de la prensa machista de la época críticas feroces: acusaron a Emily de de delirar y de escribir de un modo “demasiado femenino”. Menos mal que vino el tiempo para arreglarlo todo: Emily es una visionaria que atiende a los golpes de intuición que provienen del futuro, como si la poeta se desdoblara entre la mujer del presente y la mujer del porvenir. Su poesía es toda una escuela de lo importante, que ha visto reconocida justamente su lugar en la historia de la literatura universal.


Las brujas literarias nos enseñan a estar atentos a nuestras propias percepciones e intuiciones, a ser consciente de las señales que iluminan nuestro camino. Nos enseñan a transitar por la vereda de los sueños, de un modo mucho más libre que antes de haberlas leído. No hay mejor regalo que, mediante la lectura, y mediante la aventura, te otorguen los instrumentos para poder soñar mejor.


Gracias. Un saludo y hasta pronto.

 


 

A la búsqueda de las mujeres

Una historia ilustrada de las mujeres


Hace un tiempo compré Herstory. Una historia ilustrada de la historia de las mujeres. Mi deseo era atar cabos. Atar cabos entre cosas de las mujeres que había leído en libros, o en los periódicos, o había visto en las películas. Mi intención al comprar este libro era crear una especie de hilván que enhebrara para mí todos estos hechos y acontecimientos importantes relacionados con ellas.

En realidad, los libros ilustrados están viviendo en la actualidad un auténtico boom editorial: es la explosión de lo visual. Son libros preciosos, auténticas joyas de encuadernación e ilustración, que en un principio se publicaban para un público infantil, pero los volúmenes ilustrados también han conseguido fascinar a los adultos.

Herstory trata sobre el papel de muchas mujeres destacadas, desde la prehistoria hasta el siglo XXI; quizás no alcanzando una gran profundidad, por lo extenso del tema, pero sí sirve para ubicar a tantas mujeres que sabías de ellas, pero ahora te das cuenta que no sabes tanto.

He conocido a través de este libro a muchas mujeres que estaban ocultas para mí: mujeres bereberes, chinas, japonesas, indias, que han destacado a lo largo de la historia y me han hecho aprender cosas heroicas y deliciosas relacionadas con otras culturas. He conocido mejor a la pintora Artemisia Gentileschi que en el siglo XVII, fue la primera mujer admitida en la Academia de Dibujo de Roma, y dejó esta frase para la posteridad: “Mientras viva, tendré el control sobre mí misma”, adelantándose así a Mary Wollstonecraft que afirmaba: “No quiero que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas”, una frase revolucionaria que aún mantiene su vigencia: en este mundo que vivimos muchas personas no soportan la libertad de las mujeres para decidir sobre sí mismas y sobre su destino.

La revolución francesa mostró a las mujeres el techo de cristal. Y me ha encantado saber sobre mujeres piratas del siglo XVIII, sobre mujeres en Latinoamérica luchando contra la esclavitud en el siglo XIX, también conocer con más detalle el sufragismo inglés y norteamericano, o la revolución mexicana donde las “soldaderas” ejercieron un papel fundamental. Ya en el siglo XXI, el libro narra los principios de la marea feminista española. Habla del #MeToo, donde mujeres de todo el mundo contaron los abusos que habían sufrido, con la esperanza de que en un futuro próximo no se necesite confesar traumas individuales para entender opresiones comunes.

Leí también los dos tomos de Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes, maravillosamente ilustrados. Los dos libros son inspiradores, tratan sobre grandes mujeres que te propulsan a tener tus propias ideas sobre la superación y la constancia a la hora de conseguir tus sueños. Muchas de esas ideas son auténticos manuales de supervivencia. Por otro lado, algunas historias de estas grandes mujeres asustan, y te sorprende conocer cuanta muerte trágica se produce por la lucha por conocer la sabiduría y la justicia, por trabajar contra las desigualdades. Leyendo sobre estas mujeres valientes, al final te queda la sensación que, como mujer, sólo siendo realmente heroica puedes destacar en tu área profesional.

Leyendo estos “cuentos” encuentro frases prodigiosas. Florence Chadwick, nadadora, fue la primera mujer que cruzó a nado el canal de la Mancha, y decía acerca de sus largas travesías marinas: “Mantengo una imagen mental de la orilla mientras nado”. Todos podemos mantener una imagen mental que sea el ancla que nos amarre cuando intentamos conseguir nuestros objetivos.

Eleanor Roosevelt, que fue primera dama de los Estados Unidos, y dirigió la creación de la Declaración de los Derechos Humanos, dijo: “Haz todos los días algo que te dé miedo”. Algo que no te apetece hacer, pero sabes que mejorará tu vida. La pintora Georgia O’Keeffe, que pintaba bellos y coloristas cuadros de flores, entre otros temas pictóricos, decía: “Se requiere valor para crear un mundo propio”. Le doy toda la razón.

En España, en los libros de texto de la ESO, las mujeres sólo aparecen en el 7’6% de los contenidos, pero muchas editoriales ya se están formando en igualdad de género, y tanto éstas como las administraciones intentan aumentar la presencia de las mujeres en los materiales didácticos. Es un hecho reconocido que el trabajo de las mujeres ha sido ocultado deliberadamente a lo largo de la historia, así que algo debe cambiar. Como decía la filósofa Celia Amorós: “El feminismo es una revolución y está absorbiendo a todas las demás". Una de las características de la revolución actual es que se desplaza a la mujer blanca de clase media como sujeto universal del feminismo. El feminismo de ahora engloba a todas las razas y a todas las identidades sexuales. Afortunadamente.

Gracias a los muchísimos libros que se están escribiendo sobre mujeres destacadas en la historia, estamos creando referentes femeninos muy valiosos a las niñas. Es encender una luz en la mente de las niñas y las mujeres, una luz que les susurra: “Tú también puedes hacerlo”. Allá donde no llega la educación establecida, llega nuestra propia auto educación a través de nuestra biblioteca, porque, como decía Doris Lessing, “la biblioteca es la más democrática de las instituciones, porque nadie en absoluto puede decirnos qué leer, cuándo y cómo”.

Gracias, un saludo y hasta pronto.

 

 

viernes, 12 de mayo de 2023

Las mujeres que no creen en las mujeres

 

Mujeres que son lobos para otras mujeres


Leo en prensa que las mujeres rurales tardan una media de 20 años en denunciar la violencia machista, debido a múltiples factores: la dependencia económica del maltratador, el miedo a su reacción, y el hecho de que las víctimas están sometidas a un férreo control social y familiar, para que aguanten y no les estropeen “su pacífica vida”. Suele ser un maltrato que se comete a la vista de todos y consentido por toda la sociedad. Según un reciente estudio del Ministerio de Igualdad, en el 90% de los casos se emplea la violencia psicológica contra la víctima. En el mismo estudio se confirma que en el entorno rural, el machismo se perpetúa generación tras generación. La mujer busca ayuda en otras mujeres, esperando muy equivocadamente que sean más receptivas, y sólo se encuentra ante el muro de la incredulidad y la indiferencia, cuando no el desprecio.


En muchos pueblos de la España rural, muchas mujeres de bajo nivel socioeconómico son explotadas por sus familias. Son mujeres que se encargan de cocinar para ocho o diez personas todos los días, de comprar, limpiar, de poner lavadoras para todos y un largo etcétera de tareas propias del hogar. Todo el mundo es consciente de esta situación y en muchas ocasiones las instituciones locales se dedican a mirar a la remota. Y el resto de los vecinos, también.

El Consejo General del Poder Judicial afirmó que, efectivamente, las mujeres están más desprotegidas en el mundo rural, donde los agresores llevan a las víctimas al médico tras sus tropelías, y donde se produce el 70% de los crímenes machistas. También, el mismo Tribunal Supremo constató en una sentencia que generalmente el maltratador recibe todo el apoyo de su familia, que colabora fieramente con el acoso, y por el contrario, el entorno de la víctima la deja caer. No la creen hasta que la han matado. No se cree a las víctimas, por lo tanto no se les ofrece ayuda, y ellas mismas desconocen dónde pedir esta ayuda, los recursos que les ofrecen las administraciones públicas para poder salir de esa situación.

Y hay miles de micromachismos relacionados con no creer a las mujeres, que podemos encontrar a diario en nuestra vida cotidiana: El caso de una mujer que trabajaba en un restaurante y se casó con otra mujer. Ella comunicaba la buena nueva a los clientes, y éstos no la creyeron, no la tomaron en serio e incluso hicieron burlas. A Belén nadie la creyó cuando contó a sus amistades, pidiendo ayuda, que un hombre le acosaba en el colegio de su hija. A Carla nadie la creyó cuando contó que había perdido su trabajo por acoso sexual de su jefe. La gente sólo recordó: “Ha perdido el trabajo”, e incluso muchos la culparon por haber perdido el empleo. A una mujer su marido le clavó un cuchillo en el cuello, y en su pequeña población las mujeres le decían: “Algo habrías hecho…” Ante estos abusos, la sociedad deja solas a las mujeres. Incluso la policía puede desanimar a que se presente la denuncia por acoso sexual. Una mujer quiso denunciar a un tatuador que había abusado de ella. La policía le dijo: “Es tu palabra contra la suya”. Sólo cuando la víctima pudo encontrar a más afectadas, la policía inició investigaciones y el tatuador ha sido condenado a 5 años de prisión.

La mujer colaboradora del patriarcado cree que vive en un mundo idílico, y no tolera que una injusticia le destroce el paisaje, así que se dedica a controlar a las demás mujeres, para que no sean libres. Muchas mujeres no creen por sistema a otras mujeres, y los hombres “buenos”, simplemente, y no es para nada excusable, no quieren meterse en problemas. El no creer a la víctima es revictimizarla.

Como mujer, el no creer a otras mujeres implica una falta grave de autoestima. Tú misma no te tomas en serio, te has tragado el cuento claramente falaz de la sociedad patriarcal que afirma que los hombres son más valiosos que tú, por lo tanto, no eres solidaria con las demás mujeres e incluso te sientes reconfortada ocupando una posición de esclavitud e inferioridad, experimentando una falsa sensación de seguridad. Es un machismo propio de las mujeres que hay que detectar y corregir. No creen a sus compañeras de género y así demuestran que tampoco creen en sí mismas. No consideran que tengan ningún valor, entonces, ¿cómo van a valorar a las demás? Si tú no crees a alguien, le estás quitando todo su valor como persona y cementas el camino para que en el futuro nadie te crea a ti.

Muchas gracias, un saludo y hasta pronto

 


 

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